Se han relatado leyendas de varias especies de hombres sin cabeza, tanto en la antigüedad como en tiempos posteriores, habitando zonas remotas del mundo. Se les puede conocer como acéfalo (Griego ἀκέφαλοι, descabezados) o blemias, siendo descritos con una boca y ojos en sus hombros.[1]
Según Herodoto en sus Historias, los habitantes de la antigua Libia afirmaban que en el este de sus tierras vivían estas criaturas, así como cinocéfalos, "y hombres y mujeres salvajes, aparte de otras criaturas no fabulosas". De manera similar, Plinio el viejo en su Historia Natural menciona la tribu blemia del norte de África destacando su ausencia de cabeza, y la presencia de la boca y los ojos en sus pechos. Sitúa a las blemias en Etiopía.[2]
Samuel Bochart deriva la palabra blemia de dos términos hebreos, uno de negación y el otro significando "cerebro", implicando que eran gente sin cerebro.[3]
Durante la Era de los Descubrimientos, Sir Walter Raleigh informó de un rumor de un hombre sin cabeza llamado Ewaipanoma en su descubrimiento de Guayana. De la historia, Raleigh "concluyó que era verdad, porque todos los niños de la provincia de Aromaia y Canuri afirman lo mismo" y también afirma españoles anónimos que informan que han visto el Ewaipanoma.[4]
En la literatura[]
Shakespeare, en su obra Otelo (1603, aproximadamente), habla de ellos así: "De los caníbales que se comen entre sí, los antropófagos,y seres con la cara por debajo de los hombros" En la obra Baudolino de Umberto Eco, el protagonista conoces a blemias junto a esciápodos y otros monstruos del bestiario medieval en su búsqueda de Prester John.
Referencias[]
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