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Bellerofont otpravljaetsja v pohod protiv Himery

Belerofonte y Pegaso.

Belerofon (Griego: Βελλεροφῶν), Belerofonte o Belerofontes (Βελλεροφόντης) es un héroe de la mitología griega. Era "el mayor héroe y asesino de monstruos, junto con Cadmo y Perseo, antes de los días de Heracles"[1], y su mayor hazaña fue matar a la Quimera, un monstruo que Homero mostró con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente: "respiraba encendidas y horribles llamas".[2] Belerofonte nació en Corinto y era el hijo de la mortal Eurínome con su esposo Glauco o con Poseidón.

Etimología[]

Una posible etimología que se ha sugerido es: Βελλεροφόντης de βέλεμνον, βελόνη, βέλος ("proyectil, dardo, javalina, aguja, flecha, bala") y -φόντης ("asesino") de φονεύω ("asesinar). Sin embargo, Geoffrey Kirk dice que "Βελλεροφόντης significa "asesino de Belleros".[3] Belleros pudo haber sido un daimon local licio o un noble corinto - el nombre de Belerofonte "invitaba claramente a todo tipo de especulación".[3]

Mitología[]

Veroli casket Bellerophon fine detail

Detalle de panel del ataúd Veroli mostrando a Belerofonte con Pegaso, datando del 900–1000 d.C.

La Iliada vi.155–203 contiene una narración incrustada contada por el nieto de Belerofonte, Glauco, llamado así por su bisabuelo, que narra el mito de Belerofonte. El padre de Belerofonte era Glauco,[4] que era el rey de Corinto e hijo de Sísifo. Los nietos de Belerofonte, Sarpedón y el joven GLauco, lucharon en la guerra de Troya. En el Epítome de pseudo-Apolodoro, se da una genealogía para Crisaor ("de la espada dorada") que lo haría un doble de Belerofonte, siendo también llamado hijo de Glauco que es hijo de Sísifo. Crisaor no tiene más mito que el de su nacimiento: del cuello cortado de Medusa, que estaba embarazada de Poseidón, surgieron él y Pegaso en el momento de su muerte. "Desde este momento no oímos más de Crisaor, el resto de la leyenda tratando solo del semental...[quien visita el manantial de Pirene] quizás también por el bien de su hermano, por quien al final se deja capturar, el caballo inmortal por su hermano mortal".[5]

Exilio en Argos[]

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Belerofonte montando a Pegaso

El valiente viaje de Belerofonte comienza de una manera familiar,[6] con un exilio: había matado a su hermano, cuyo nombre suele darse como Deliades, o matado a un "enemigo" sombrío, un "Belleros"[7] (aunque nunca se cuentan directamente los detalles), y en expiación por su crimen llegó como un suplicante a Preto, rey de Tirinto, uno de las fortalezas micénicas de la argólida. Preto, por virtud de su monarquía, purificó a Belerofonte de su crimen. La esposa del rey, llamada Estenebea[8] o Antea[9], se encaprichó con él, pero cuando él la rechazó, ella lo acusó de intentar violarla.[10] Preto no se atrevió a satisfacer su ira matando a un invitado, pro lo que envió a Belerofonte al rey Yóbates, su suegro, en el valle del río Janto en Licia, llevando el mensaje sellado en una tablilla plegada: "Ore para eliminar al portador de este mundo: intentó violar a mi esposa, tu hija".[11] Antes de abrir las tablillas, Yóbates comió con Belerofonte durante nueve días. Al leer el mensaje de las tablillas, Yóbates también temió la ira de las Erinias si mataba a un invitado; por lo que envió a Belerofonte a una misión que parecía imposible: matar a la quimera, viviendo en la vecina Caria. La quimera era un monstruo que respiraba fuego, formada por el cuerpo de una cabra, la cabeza de un león y la cola siendo una serpiente. Este monstruo había aterrorizado a los campos cercanos. En su manera, se encontró con el famoso vidente corintio Poliido, que le aconsejó sobre su próxima batalla.

Capturando a Pegaso[]

Poliido contó a Belerofonte que necesitaría de Pegaso. Para obtener los servicios del indomable caballo alado, Poliido dijo a Belerofonte que durmiese en el templo de Atenea. Mientras dormía, soñó que Atenea colocó una brida dorada junto a él, diciendo "¿Dprmiste, príncipe de la casa de Eolo? Ven, toma este amuleto para el corcel y muestraselo al domador, tu padre, al hacerle el sacrificio de un toro blanco".[12] Entonces fue cuando se despertó. Belerofonte se acercó a Pegaso mientras bebía de un pozo; Poliidos le dijo que el pozo de Pirene en la ciudadela de Corinto, la ciudad natal de Belerofonte. Otros relatos dicen que Atenea trajo a Pegaso ya domado y con las bridas colocadas, o que Poseidón, padre en secreto de Belerofonte, trajo a Pegaso, como entendió Pausanías.[13] Belerofonte cabalgó el corcel y voló a donde se decía que habitaba la quimera.

El asesinato de la quimera[]

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Los fuegos eternos de Quimera en Licia, actual Turquía, donde tiene lugar el mito.

Cuando llegó a Licia, la quimera era realmente feroz, no pudiendo dañar al monstruo ni cabalgando a Pegaso. Sintió el calor expulsado por el aliento de la quimera, ocurriéndosele una idea. Tomó un gran bloque de plomo y lo colocó en su lanza. Entonces voló directamente hacia la quimera, sosteniendo la lanza tan lejos como podía. Antes de interrumpir su ataque, dispuso el bloque de plomo dentro de la garganta de la quimera. El fuego de la bestia fundió el plomo, bloqueando sus vías aereas.[14] La quimera se asfixió y Belerofonte volvió victorioso al rey Yóbates.[15] Yóbates, al retorno de Belerofonte, no estaba dispuesto a acreditar su hsitoria, Le siguieron una serie de misiones desalentadoras: fue enviado contra los belicosos sólimos y luego contra las Amazonas que luchaban como hombres, a quien Belerofonte derrotó soltando rocas desde su caballo alado; cuando fue enviado contra un pirata cario, Quimárroo, su emboscada falló cuando Belerofonte mató a todos los enviados a asesinarle; los guardias del palacio se enviaron contra él, pero Belerofonte invocó a Poseidón, que inundó el valle del Janto detrás de Belerofonte conforme se acercaba. En defensa del palacio, las mujeres lo hicieron retroceder a él y a la inundación corriendo por las puertas con sus túnicas levantadas, ofreciéndose, a lo que el modesto héroe respondió con la retirada.[16]

Yóbates cedió, produjo una carta y permitió a Belerofonte casarse con su hija Filónoe, la hermana menor de Antea, y compartió con él la mitad de su reino,[17] con buenos viñedos y campos de grano. Filónoe engendró un hijo, Isandro[18], Hipóloco y Laodamía, que yace con Zeus el consejero y engendró a Sarpedón, pero es asesinado por Artemisa.[19][20][21]

Vuelo al Olimpo y caída[]

Conforme crecía la fama de Belerofonte, también lo hacía su arrogancia. Belerofonte sentía que por su victoria sobre la quimera y porque se consideraba un dios, se merecía volar al monte Olimpo, el reino de los dioses. Sin embargo, esta presunción enfureció a Zeus y envió un tábano para picar al caballo, provocando la caída a la Tierra de Belerofonte. Pegaso completó el vuelo al Olimpo, donde Zeus lo usó como caballo de carga para sus rayos.[22] En la llanura Aleya ("Errante"), Belerofonte (que había caído en un arbusto espino causándole su ceguera) vivió su vida en miseria, lamentando y evitando las guaridas de los hombres hasta que murió.[23] En Tlos, cerca de Fethiye, en la actual Turquía, antigua Licia, hay una tumba con tallados de un hombre cabalgando un caballo alado. Se afirma localmente que es la tumba de Belerofonte.

Belerofonte de Eurípides[]

Se conservan suficientes fragmentos de la tragedia perdida de Eurípides, Belerofontes, en unas treinta citas en textos conservados para dar a los académicos una base para suponer su temática: el resultado de su intento de asaltar el Olimpo en Pegaso. Un pasaje abierto - en el que Belerofonte parece dudar de la existencia de los dioses por el contraste entre los perversos e impíos, que vivían una vida sencilla, con las privaciones sufridas por los buenos - es aparentemente la base para la acusación de Aristófanes de "ateísmo" al poeta.[24]

Perseo en el Pegaso[]

El reemplazo de Belerofonte pro el héroe cultural más familiar Perseo pudo ser un desarrollo de la época clásica que fue estandarizado durante la Edad Media y que fue adoptada por los poetas europeos del Renacimiento en adelante.[25]

Referencias[]

  1. Kerenyi 1959, p. 75.
  2. «Canto VI. 179-182», La Ilíada, pp. 52. Consultado el 14 de agosto de 2016.
  3. 3,0 3,1 Kirk 1990, p. 178
  4. En algunos relatos, el padre de Belerofonte era realmente Poseidón. Kerenyi 1959 p 78 sugiere que Glauco "verdemarino" es un doble de Poseidón, dios del mar, que se vislumbra detrás de muchos elementos en el mito de Belerofonte, no solo como padre de Pegaso y Crisaor, sino como protector de Belerofonte.
  5. Kerenyi 1959 p 80.
  6. Ver Joseph Campbell, The Hero with a Thousand Faces, chapter 1, "Separation".
  7. La sugerencia, hecha por Kerenyi y otros, hace al nombre "Belerofonte" el "asesino de Belleros", igual que Hermes Argeiphontes es "Hermes el asesino de Argus [Panoptes]". Carpenter, Rhys (1950). «Argeiphontes: A Suggestion». American Journal of Archaeology 54 (3):  pp. 177–183. , hace un caso cuidadosamente discutido para Belerofontes como "asesino-perdición" de la "perdición a la humanidad" en Iliada" II.329, derivada de la infrecuente palabra griega έλλερον, explicada por los gramáticos como κακόν, "malvado". Esta έλλερον está conectada por Katz, J. (1998). «How to be a Dragon in Indo-European: Hittite illuyankas and its Linguistic and Cultural Congeners in Latin, Greek, and Germanic», Mír Curad. Studies in Honor of Calvert Watkins, Innsbruck, pp. 317–334. ISBN 3851246675. con Hesiquio de Alejandría que comenta ελυες "animal de agua", y una palabra indoeuropea para "serpiente" o "dragón" también encontrado en el hitita Illuyanka, que haría a Belerofonte el asesino de dragones del mito indoeuropeo, representado con Indra matando a Vrtra en indoario, y por Thor matando a serpiente de Midgard en germánico. Robert Graves en The Greek Myths rev. ed. 1960 sugirió una traducción "portando dardos".
  8. Tragedias de Eurípides Stheneboia y Bellerophontes están perdidas.
  9. En Iliada vi.
  10. Este mitema es más familiar en la narración de José y la esposa de Putifar. Robert Graves también señala el aralelismo de la Leyenda de dos hermanos egipcia y el deseo de Frixo por la esposa de Atamante (Graves 1960, 70.2, 75.1).
  11. Las tablillas "en las que se trazó una variedad de instrumentos con significados mortales" constituye la única referencia a la escritura en la Iliada. Tal carta se designa carta "belerofóntica"; una de estas figuras es la subtrama de Hamlet de Shakespeare, llevando una muerte fuera de escenario a Rosencrantz y Guildenstern. Tales cartas figurasn en la historia anterior de Sargón de Acad.
  12. Kerenyi 1959, Citando Apolodoro Mythographus, 2.7.4.
  13. Descripción de Grecia 2.4.6.
  14. Algunos de los pintores de alfarería de figuras rojas muestran en su lugar a Belerofonte portando el tridente de Poseidón (Kerenyi 1959).
  15. Hesiodo, Teogonía 319ff; Biblioteca, ii.3.2; Pindaro, Olympian Odes, xiii.63ff; Pausanías, ii.4.1; Higino, Fabulae, 157; Juan Tzetzes, On Lycophron.
  16. Robert Graves, 75.d; Plutarco, On the Virtues of Women.
  17. La herencia de la monarquía a través de la hija del rey, con muchos ejemplos heroicos, se discutió en Finkelberg, Margalit (1991). «Royal succession in heroic Greece». The Classical Quarterly. New Series 41 (2):  pp. 303–316. ; comparar a Orión y Mérope.
  18. isandro fue derrotado por Ares en la batalla con los sólimos (Iliada xvi.
  19. Homero, Iliada, 6. 197–205
  20. Oxford Classical Mythology Online. Chapter 25: Myths of Local Heroes and Heroines. Classical Mythology, Seventh Edition. Oxford University Press USA. Archivado del original en July 15, 2011. Consultado el día April 26, 2010.
  21. Diodoro Sículo, llamándola Deidamia y haciéndola la esposa de Evandro, hijo de Sarpedón el viejo y por su padre de Sarpedón el joven. Library of History, 5. 79. 3
  22. Los paralelismos están en los mitos de Ícaro y Faetón..
  23. Píndaro, Olympian Odes, xiii.87–90, y Isthmian Odes, vii.44; Bibliotheke ii.3.2; Homero, Iliada vi.155–203 y xvi.328; Ovidio, Metamorfosis ix.646.
  24. Riedweg, Christoph (1990). «The 'atheistic' fragment from Euripides' Bellerophontes (286 N²)». Illinois Classical Studies 15 (1):  pp. 39–53. 
  25. Johnston, George Burke (1955). «Jonson's 'Perseus upon Pegasus'». The Review of English Studies. New Series 6 (21):  pp. 65–67. 
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