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Omolu

Omolú.

Babalú-Ayé ("Padre, señor de la Tierra") fuertemente asociado con las enfermedades infecciosas y la curación. Su nombre señala a la autoridad que ejerce el orisha sobre todas las cosas terrenales, incluído el cuerpo, riqueza y posesiones físicas. En África occidental, se le asociaba mucho con las epidemias de viruela, lepra, gripe, ébola y VIH. Aunque esté tan asociado con la enfermedad, Babalú-Ayé también es el espíritu que cura estos males. Tan amado como temido, Babalú-Ayé es llamado a veces como la "Ira del dios supremo", porque castiga a la gente por sus transgresiones. La gente sostiene a Babalú-Ayé en gran respeto y evita llamarlo por su nombre real, ya que no quieren invocar epidemias.

Su culto se asocia ampliamente con la propia Tierra, y sus santuarios normalmente están separados de las áreas típicas de viaje. Sus herramientas rituales incluyen una escoba ritual para la purificación, un vaso de terracota cubierto y muchas conchas de cauri. Normalmente considerado afectado por la enfermedad, acepta universalmente grano como ofrenda.

En África[]

Yoruba[]

Venerado por los yoruba, que suelen llamarlo Shopona y que dicen que tiene dominio sobre la Tierra y la viruela. Pide respeto e incluso gratitud cuando se lleva una víctima, por lo que le honran alabando su nombre Alápá-dupé, significando "El que mata y es agradecido por ello". En una historia típica, Shopona era viejo y cojo. Fue a una celebración al palacio de Obatala, el padre de los orishas. Cuando Shopona intentó bailar, se tropezó y cayó. Todos los orishas se rieron de él, por lo que él intentó infectarlo con viruela. Obatala lo detuvo y lo llevó al arbusto, donde vivió desde entonces como un marginado.

Fon[]

Venerado por los fon, el espíritu se llama generalmente Sagbata. Posee la Tierra y tiene fuertes asociaciones con la viruela y otras infecciones. Su culto es muy diverso en las comunidades Fon, donde se veneraban distintas manifestaciones del espíritu. Como los muertos se entierran, la manifestación llamada Avimadye se considera el jefe de los ancestros

Ewe[]

Venerado por los Ewe, hay una figura similar con el nombre de alabanza Anyigbato que está íntimamente asociado con la enfermedad y la gente desplazada. Se cree que vaga por la noche, vistiendo una ropa de conchas de caracol traqueteantes; las conchas de caracol también son un rasgo clave de su fetiche.

En América latina[]

Obaluaye no Opanijé Orossi

Omolu, en candomblé de "Ile Ase Ijino Ilu Orossi".

En la Santería, Babalú-Ayé está entre los orishas más populares. Sincretizado con San Lázaro y considerado particularmente milagroso, se le honra públicamente con un peregrinaje el 17 de diciembre, con decenas de miles de devotos reunidos en la iglesia y leprosario de San Lázaro en El Rincón, en la periferia de Santiago de Las Vegas, La Habana. Las comunidades Arará en Cuba y su diáspora honra al espíritu como Asojano. AMbas tradiciones usan ropas de saco en los rituales para evocar su humildad. El espíritu tambiién aparece en Palo como Pata en Llaga.

En Candomblé, la cara de Obaluaiê se cree que está cicatrizada por la enfermedad, siendo tan terrible que aparece cubierta con una mascarada de rafia que cubre todo su cuerpo. También está presente en Umbanda y Macumba.

En la adivinación Ifá y Dilogun[]

A través de la adivinación, suele hablar a sus devotos a través de los signos Ifá (Odu Ifá) Ojuani Meyi e Irete Meti, aunque como enfermedad, puede manifestarse por cualquier signo premonitorio. En la adivinación de conchas de cauri (Dilogun), también está fuertemente asociado con el signo llamado Metanlá (16 couris).

Relación con otros orishas[]

Hay varios relatos de las relaciones genealógicas de Babalú-Ayé respecto a otros orishas, a veces contradictorias. Suele considerársele hijo de Yemoja y hermano de Shango. SIn embargo, algunos linajes religiosos mantienen que es hijo de Nanán Baruqué, mientras otros afirman que es su esposo.

Algunos linajes en Candomblé cuentan mitos que justifican que sea el hijo tanto de Yemoja como de Nanán Baruqué. En estos mitos, Nanán Baruqué es su verdadera madre, que lo abandona para que muera de frío en la playa, donde es herido gravemente por los cangrejos. Yemoja lo descubre allí, lo protege y cuida hasta que sana, educándole en muchos secretos.

Por su conocimiento del bosque y el poder curativo de las plantas, Babalú-Ayé está fuertemente asociado con Osain, el orisha de las hierbas. Oba Ecun (un oriate en La Regla de Ocha) describe los dos orishas como dos aspectos de un solo ser, mientras que William Bascon señaló que algunos conectan los dos a través de su íntima relación mutua con los espíritus del bosque llamados ijimere.

Temas en el culto de Babalú-Ayé[]

Las narraciones y rituales que llevan una información cultural importante sobre Babalú-Ayé incluyen varios temas recurrentes e interrelacionados.

  • Tierra: el culto de Babalú-Ayé suele relacionarse con la propia Tierra, incluso identificándose su nombre con la Tierra.
  • Enfermedad y sufrimiento: extensamente referido como "dios de la viruela", Babalú-Ayé claramente vincula a la enfermedad en el cuerpo y los cambios que produce. Porque Babalú-Ayé castiga a la gente con enfermedad pero también les recompensa con salud, sus historias y ceremonias suelen tratar con el cuerpo como eje central de experiencia tanto de limitaciones humanas como poder divino. De forma similar, su cojera mítica evoca la idea de vivir en un estado constante de discapacidad y dolor físico, mientras la gente acude a él para protegerse de la enfermedad.
  • La naturaleza permeable de las cosas: en las Américas, los vasos de Babalú-Ayé siempre tienen varios agujeros en sus tapas, permitiendo que entren las ofrendas pero también simbolizando la dificultad de contener completamente la enfermedad. Estos agujeros suelen comparar explícitamente con las llagas que pueblan la piel del orisha.
  • Discreción y revelación: el contraste entre el silencio y el habla, oscuridad y luz, discreción y revelación impregna el culto de Babalú-Ayé. Según esta tradición, ciertas cosas deben permanecer secretas para mantener su poder ritual o su función sanadora. A su vez, la revelación inapropiada lleva a la enfermedad y otras manifestaciones negativas. A la inversa, la revelación apropiada de información puede proporcionar una enseñanza y guía importante.
  • Maldad y rectitud: representado en las narraciones sagradas como un transgresor en algunos ejemplos, Babalú-Ayé es condenado al exilio porque rompe el contrato social. El dolor físico de su pierna coja se transforma en un dolor emocional del exilio. Solo tras pasar mucho tiempo aislado vuelve a la sociedad. En otros contextos, es loado como el más justo de los orishas. De forma similar, en ocasiones es referido castigando la ofensa de seres humanos.
  • Exilio y movimiento: fuertemente asociado con el bosque y el propio camino, las historias clave y ceremonias relacionadas con Babalú-Ayé implican el movimiento como antídoto de la inactividad. En las ceremonias Lucumí y Arará en Cuba, sus vasos se mueven ritualmente de un lugar a otro en iniciaciones importantes. Pero aunque este movimiento es a través de distintos espacios, Babalú-Ayé aparece regularmente como una figura compleja, incluso liminal, que une varios reinos. Fuertemente asociado con varias hierbas usadas para venenos y panaceas, es asociado en ocasiones con Osain y los actos poderosos de magos. Fuertemente asociado con la Tierra y los ancestros enterrados en ella, se le honra ritualmente en ocasiones con los muertos. Al mismo tiempo, es ampliamente incluido como un orisha o un fodun, como los Arará llaman tradicionalmente a sus deidades en Cuba. Similarmente, los perros fuertemente asociados con Babalú-Ayé se mueven de la casa a la calle, al bosque y de vuelta con relativa facilidad.
  • Muerte y resurrección: Por último pero no menos importante, el propio viaje de Babalú-Ayé al exilio, debilitación y restauración alude a la naturaleza cíclica de toda la vida. Mientras este tema de trascendencia juega un papel más importante en las Américas que en África occidental, también está presente en las narrativas sobre epidemias que suceden a reyes y reinos, solo para encontrar alivio y remedio en Babalú-Ayé.


Orisha
Yoruba: Aganju  •  Aja  •  Babalu Aye  •  Eshu  •  Elegua  •  Nana  •  Oba  •  Obatala  •  Ogun  •  Olokun´  •  Olorun  •  Osanyin  •  Oshun  •  Oshosi  •  Ori  •  Orunmila  •  Oya  •  Shango  •  Yemoja  •  Osun
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