Wiki Mitología
Advertisement

El anillo de Giges (Griego: Γύγου Δακτύλιος) es un artefacto mágico mítico mencionado por el filósofo Platón en su Libro II de su República (2:359a–2:360d).[1] Otorga al poseedor el poder de volverse invisible a voluntad. A través de la historia del anillo, República considera si una persona inteligente sería moral si no tiene miedo de ser capturado o castigado por hacer injusticias.

Las leyendas[]

Giges de Lidia fue un rey histórico, el fundador de la dinastía mérmnada de reyes lidios. Varias obras antiguas - siendo la mejor conocida Historias de Herodoto[2] - dan distintos relatos sobre las circunstancias de su ascenso al poder.[3] Sin embargo, todas concuerdan en asegurar que originalmente era un subordinado del rey Candaules de Lidia, que mató a Candaules y tomó el trono, y que había seducido a la reina de Candaules antes de matarlo, se casó con ella luego o ambas situaciones.

En la narración de Glaucón del mito, un ancestro no nombrado de Giges[4] era un pastor al servicio del gobernante de Lidia. Tras un terremoto, se reveló una cueva en la ladera donde alimentaba a su rebaño. Entrando en la cueva, descubrió que había una tumba con un caballo de bronce con un cadáver en su interior,, más grande que el de un hombre, que llevaba un anillo dorado que robó. Descubrió que el anillo le daba el poder de volverse invisible ajustándolo. Entonces dispuso ser elegido como uno de los mensajeros que informaban al rey sobre el estado de los rebaños. Llegando al palacio, usó su nuevo poder de invisibilidad para seducir a la reina, y con su ayuda asesinó al rey, usurpando así el trono.

La función de la leyenda en La república[]

En República, la leyenda del anillo de Giges es descrita por el personaje de Glaucón que es el hermano de Platón. Glaucón pregunta si algún hombre puede ser tan virtuoso que pueda resistir la tentación de realizar cualquier acto sin ser reconocido o descubierto. Glaucón sugiere que la moralidad solo es una construcción social, cuya fuente es el deseo de mantener la reputación de uno por la virtud y la justicia. Por lo tanto, si se eliminara el castigo, el carácter moral de la persona se esfumaría.

Glaucón postula:

Cita inicioSi hubiera pues dos anillos como éste, de los quales poseyese uno el hombre de bien, y otro el malo, parece que no habia de encontrarse nadie de un carácter tan firme, que perserverára en la justicia y se abstuviera de llegar á los bienes de otro, aunque pudiese impunemente, tomar de la plaza pública quanto tuviese en voluntad, y entrándose en las casas, abusar de toda clase de personas, matar á unos, libertar de las cárceles á otros, y hacer entre los hombres quanto le diese la gana, con un poder igual al de los dioses.

Obrando de este modo, en nada se diferenciaria, uno de otro, sino que entrambos á dos seguirian unas pisadas, y se dirigirian al mismo objeto; y éste es el mejor testimonio para probar que nadie es justo de grado, sino por fuerza; como que el serlo no es en sí un bien, puesto que se hace, injusto qualquiera en el momento que cree poderlo ser sin temor.

Porque todo hombre piensa allá en su interior que la injusticia es mas provechosa que la justicia; y con razon, segun dicen los que tratan de esto. De suerte que si alguno habiendo recibido tal poder no quisiese hacer mal á nadie, ni llegar á los bienes de otro, seria mirado por los advertidos como el mas infelíz y mas insensato de todos los hombres. Mas entre tanto cada uno haria en público elogio de su virtud, con designio de engañar á los otros y temiendo recibir injurias, si hablaba de otro modo
Cita final

~ La república. Coloquio segundo


Aunque su respuesta al desafío de Glaucón se retrasa, Sócrates finalmente discute que la justicia no deriva de un constructo social: el hombre que abusa del poder del anillo de Giges se ha esclavizado a sí mismo a sus apetitos, mientras que el hombre que elige no usarlo permanece racionalmente en control de sí mismo y por tanto es feliz.

Influencias culturales[]

  • La base de El hombre invisible de H. G. Wells es una alteración de la leyenda del anillo de Giges.[5]
  • El anillo de Alberich de la ópera de Richard Wagner Der Ring des Nibelungen (El anillo de los Nibelungos).
  • El anillo único de El hobbit y El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien otorga invisibilidad a su portador, pero lo corrompe. Aunque hay especulación[6] de que Tolkien fue influenciado por la historia de Platón, una búsqueda en sus cartas y biografía no proporciona pruebas al respecto. A diferencia del anillo de Platón, el anillo de Tolkien ejerce una fuerza malévola activa que destruye necesariamente la moralidad del portador.[7]
  • Cicerón recuenta la historia de Giges en De Officiis para ilustrar su tesis de que un hombre sabio o bueno basa sus decisiones sobre el miedo de la degradación moral en oposición al castigo o las consecuencias negativas. Cicerón sigue con una discusión de la función de los experimentos mentales en la filosofía. La situación hipotética en debate es la inmunidad completa del castigo del tipo obtenido por Giges con el anillo.[8]
  • El premio Nobel Naguib Mahfouz incluye una subtrama modificada en su novela Las noches de las mil y una noches.

Referencias[]

  1. Laird, A. (2001). «Ringing the Changes on Gyges: Philosophy and the Formation of Fiction in Plato's Republic». Journal of Hellenic Studies 121:  pp. 12–29. 
  2. Herodoto 1.7–13
  3. Smith, Kirby Flower (1902). «The Tale of Gyges and the King of Lydia». American Journal of Philology 23 (4):  pp. 361–387. 
  4. Platón, República, 359d: "τῷ [Γύγου] τοῦ Λυδοῦ προγόνῳ". En República, Libro 10 (Republica, 612b), Sócrates se refiere al anillo como "el anillo de Giges" (τὸν Γύγου δακτύλιον). Por esta razón, la historia simplemente se llama "El anillo de Giges".
  5. Holt, Philip (July 1992). «H.G. Wells and the Ring of Gyges». Science Fiction Studies 19, Part 2 (57). http://www.depauw.edu/sfs/backissues/57/holt57art.htm. 
  6. . Plato: Ethics - Ring of Gyges. Oregon State University. Consultado el día April 16, 2013.
  7. Tolkien, El señor de los anillos, Libro I, Capítulo 2, "La sombra del pasado".
  8. De Officiis 3.38–39
Advertisement